Papás que buscan escuela (segunda parte)

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PAPÁS QUE BUSCAN ESCUELA

(SEGUNDA parte)

Por Javier Carlo

Foto de: Alberto Uc.

Fecha de publicación: 15 de mayo de 2013

Buscar escuela para los hijos o para uno resulta una labor compleja. Es así que con base en mi experiencia en instituciones educativas y siguiendo la línea de la entrega anterior, les comparto una serie de recomendaciones que espero que los guíe a la hora de hacer su elección.

1. En sus mejores tiempos, algunas instituciones erigieron su prestigio sobre una mezcla de infraestructura y calidad académica que, luego de varias décadas, se hizo difícil de sostener. Las instalaciones se quedaron, los profesores y los proyectos se fueron. Cerciórese de que su inversión no servirá sólo para mantener un elefante blanco que quizá nunca use (por más bonita que se vea la escuela), sino que una buena parte estará destinada a un propósito académico; usted lo sabrá si pregunta por los planes inmediatos de la institución, si estos se centran en la remodelación y/o ampliación de instalaciones, o bien, en proyectos académicos importantes.

2. Se ha hecho costumbre que salgan a la luz distintos estudios que intentan demostrar cuáles son las mejores escuelas del país, por nivel académico, por región y otras clasificaciones; cuyos resultados y métodos de investigación son interesantes, sin embargo, su realización depende en buena parte del patrocinio de aquellas instituciones que deciden participar en ellos. Así es que como cada escuela entra en x o y estudio, de acuerdo a sus intereses, no todas las instituciones de una misma categoría suelen ser comparables en un mismo análisis, y esto es como si las escuelas ausentes simplemente no existieran dentro de la oferta educativa examinada, lo que al final del día no es tan objetivo.

Ya había comentado que elegir una escuela es como llevar un apellido, así que no se quede sólo con los resultados de estos estudios; acérquese a los ex alumnos de las instituciones que tiene en mente y conozca sus opiniones de haber estudiado en ellas (incluso las de sus padres o tutores). Se puede sorprender del panorama que estos le pueden brindar.

3. Corrobore qué tan actualizada está la institución de su preferencia en cuanto a la oferta educativa que ofrece, si es congruente con las exigencias del nivel escolarizado, y con las necesidades y las oportunidades de desarrollo del país; de igual forma, revise sus planes y programas de estudio, y las certificaciones que le brinda. Y muy importante, asegúrese de que éstas se encuentran debidamente acreditadas por la autoridad educativa a nivel federal, en el caso de México la Secretaría de Educación Pública, de lo contrario, los estudios podrían no tener validez oficial, situación que impediría al alumno continuar con el siguiente nivel de estudios o ejercer laboralmente.

4. Es importante que una institución educativa brinde una buena gama de servicios, que contemple por ejemplo, trámites administrativos, apoyo académico y formación integral, actividades deportivas, artísticas, culturales, sociales y medioambientales; desplazamiento hacia el centro de estudios y estancia en él, así como otros misceláneos, algunos de los más socorridos, cafetería, papelería, estacionamiento y banco. Sin embargo, siempre conviene dejar en claro si uno accede a estos servicios por el hecho de cubrir las cuotas o si tienen un costo adicional, a fin de no llevarse sorpresas.

También conviene sopesar el hecho de que la institución los ofrezca como una forma de hacer ágil la dinámica escolar y no como un negocio, de tal forma que la oferta de servicios no exceda el carácter de la propuesta educativa. Aunque no lo crea, hay escuelas que cada día se parecen más a centros comerciales.

Y como parte del servicio integral de la institución, verifique que ésta cuenta con planes crediticios viables, así como con becas y seguros, en caso de cualquier contingencia.

5. Conozca cuál es el ambiente escolar de las instituciones que está considerando, no sólo a nivel de las relaciones entre alumnos, sino de las relaciones entre las áreas administrativas y académicas, y entre estas y los padres de familia; averigüe si es que existen guetos de poder, grupos imperantes en la comunidad, canales de comunicación apropiados, problemáticas sin resolver o casos excepcionales. Y no menos importante, indague sobre cuál es la imagen de la escuela en la zona donde está operando. Le doy un tip, pregúnteles a los empleados y vecinos, ellos le sabrán decir.

6. Acérquese a la coordinación responsable de los estudios de sus hijos, o bien de los suyos, por ejemplo, la coordinación de secundaria, la coordinación de carrera o la coordinación de postgrado, según sea el caso, incluso a los tutores académicos, de existir la figura. Distinga cuál es la función del encargado, si es administrativa o académica, pues de ello dependerá el enfoque que la institución le dé al proceso de enseñanza y aprendizaje. Si es administrativa, se hará énfasis en la gestión del proceso; si es académica, habrá un mayor seguimiento al modelo educativo, a los planes de estudio y en consecuencia, al rendimiento del alumno, lo que en lo personal, me parece más adecuado.

Ahora hay instituciones que por hacer eficiente su modelo de negocio, colocan coordinadores generales por área, de tal forma que estos llevan a cabo un ejercicio ‘impecable’ de los recursos, por ejemplo asignan materias a profesores, pero con muy poca sensibilidad académica, desconociendo buena parte de los objetivos y las necesidades de cada una. Así, un administrador sólo supone lo que requiere –digamos– un programa de derecho y le suministra aquellos recursos que le parecen más rentables y adecuados, no los mejores.

Del mismo modo, indague cuál es la percepción que tienen los alumnos, los profesores y los padres de familia del coordinador de área, si goza de su reconocimiento (no propiamente de su afecto) y si es que se sienten bien atendidos en términos administrativos y/o académicos.

7. Investigue cuál es la estructura de la planta docente de la institución a la cual se está dirigiendo, es decir, el modelo de contratación de profesores, si se trata de maestros de tiempo completo, de asignación por horas, de un esquema mixto o de un claustro reducido que apenas cumple con lo estipulado por la ley federal. A continuación le explico por qué. Un profesor será más productivo mientras más seguro, estable y motivado se sienta en su trabajo, de tal modo que su adhesión a la escuela garantiza por mucho la efectividad de la misma y su buena reputación.

Entonces, la organización de la planta docente no sólo refleja el compromiso y la estima que la institución le tiene a sus profesores, sino el hecho de que la escuela no está malbaratando el proceso educativo al contratar puros maestros a destajo (de entrada por salida), y de que su educación cuenta con un cuerpo docente de primera línea, que difícilmente verá regado por muchas otras escuelas (lo que desafortunadamente es más común de lo que parece).

Así que pregunte quiénes son los profesores, cuál es su trayectoria y si es que actualmente ejercen académica y profesionalmente (sin que sean el ajonjolí de todos los moles).

8. Relacionado con el punto anterior, fíjese si la escuela le brinda a los profesores la infraestructura y los recursos necesarios para impartir sus clases. No se vaya con la finta de las áreas comunes, las oficinas, la cafetería, el gimnasio o el teatro, ya que ni sus hijos, ni usted, van a recibir el grueso de su educación en esos lugares; visite los salones de clase y ponga atención en sus dimensiones, su mobiliario, el estado en el que se encuentran, así mismo, en la zona del profesor y los suministros que comparte la clase, por ejemplo, la luz, la ventilación, las conexiones eléctricas y a Internet.

Ocupe un lugar y pregúntese, ¿usted sería capaz de permanecer en ese sitio por varias horas?

9. En relación con los 2 puntos anteriores, averigüe cuál es la capacidad máxima de un grupo en la escuela que está viendo, pues no es lo mismo aprender –ni enseñar– en compañía de 15 que de 50. Recordemos que la clase es el momento más importante del proceso de enseñanza y aprendizaje. Los nuevos modelos prescriben que los grupos sean pequeños o moderados, o que en caso de haber una población alta, se contemple un profesor por cada 12 o 15 alumnos, pero nunca uno solo; les aseguro que un caso así, el maestro es el que más aprende.

Ahora bien, una de las ventajas de acudir a una institución privada es –en teoría– la conformación de grupos pequeños, sin embargo, esto no siempre ocurre. ¿Ya les preguntó a sus hijos?

10. Lo invito a pensar en el momento en el que concluye un período académico por completo, así sea la primaria o un postgrado. Investigue desde ahora qué tan ágiles son los trámites administrativos de su escuela para la recuperación de documentos o la adquisición de títulos y grados. Si su costo y tiempo de entrega son comparables con el estándar de los otros centros, o si liberarse de la institución educativa en la que se ha estudiado será lo que implique un verdadero dolor de cabeza. En este sentido, le aseguro que hay escuelas que hacen un mismo trámite en pocos meses y otras en años, así que no arriesgue la continuidad de los estudios o la laboral por este tipo de ‘detalles’.

Sin duda alguna, la escuela es una de las instituciones que más marca nuestras vidas, he ahí la importancia de relacionarnos con los mejores centros en términos de su calidad educativa, las experiencias que nos brindan y los talentos que en verdad pueden potenciar en nosotros. Por eso, un análisis exhaustivo nunca está de más.

¿Y cuál será su siguiente escuela?

__________________

JAVIER CARLO. Maestro en Administración de Tecnologías de Información por parte del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), México, y Maestro en Comunicación por parte de la Universidad Internacional de Andalucía (UIA), España. Licenciado en Ciencias de la Comunicación egresado del ITESM; cuenta con estudios sobre publicidad, desarrollo de proyectos, psicología social y antropología de las organizaciones.

Estratega en comunicación y catedrático. Su experiencia profesional abarca el desarrollo de proyectos de comunicación –contenidos y producción– y el marketing para medios; así como el diseño de programas educativos a nivel superior y la docencia.

Actualmente es colaborador de la ‘Revista PYME’ (México), de la Universidad Anáhuac (México Norte) y gestor de proyectos de comunicación.

Contacto:
jcarlomena@gmail.com
facebook: Javier Carlo
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